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“Todos los humoristas tienen su técnica de hacer el humor, es obvio. Alonso Ibarrola tiene también la suya. Lo demuestra a conciencia en su primer libro “Depetris”, bienvenida pequeña obra de humor. Ibarrola es la fácil dificilidad. Late en su obra un tierno humanismo, un toque a nuestro caminar egoísta”.

MANUEL A. LEGUINECHE (El Norte de Castilla, 1962)


“Estas “historias” pueden ser otros tantos “cuadros colgados de la pared”, cuadros surrealistas en los que nuestra diaria realidad subyace y donde el lector se ve forzado a participar como protagonista… La pluma de Alonso Ibarrola nos ha convertido en actores que desconocen el papel de su propia vida”.

BERNARDO DE ARRIZABALAGA (Triunfo, 1971)


“Alonso Ibarrola, sin gritos estridentes –hasta ahí podíamos llegar, como si el autor no fuese un hombre que está de vuelta, pero con animada ingenuidad, con inocencia sabedora-, denuncia que la vida, el hombre, son mucho más importantes que toda la ganga melodramática que le hemos echado encima, para su honra y desdicha, para su gloria y engaño, para su honor y desventura”.

M. GÓMEZ ORTIZ (Nuevo Diario, 1971)


“A Alonso Ibarrola le gusta sorprender, pero con una sorpresa llena de lentitudes; su humor no es de puñetazo que se estrella en la sensibilidad y te hace reír a carcajada y después el olvido. Alonso Ibarrola es un humorista que hace pensar”.

ALFONSO S. PALOMARES (Garbo, 1971)


“… es siempre digna de celebrarse como una bienvenida novedad que surja una valiosa figura del humorismo. Y eso es en verdad Alonso Ibarrola… Es humor de gran calidad.”

RAFAEL VÁZQUEZ ZAMORA (Destino, 1971)


“Alonso Ibarrola ha alcanzado desde su primera manifestación literaria esa seriedad de fondo respecto a la vida que sólo puede expresarse a través de una risa que se mide a sí misma”.

CESARE ZAVATTINI (1972)


“Alonso Ibarrola agita las convenciones, los pragmatismos, las hipocresías, el “buen tono”, lo que “se lleva”, en el ámbito de la cursilería burguesa y las imágenes edificantes y moralizadoras instituidas ejemplarmente para adoctrinar a los ignaros plebeyos. Su deliberado matiz superficial obliga a Ibarrola a sustentarse no sólo en la vertiente satírica, sino en otras actitudes de la misma familia, tales como el sarcasmo, la ironía, el absurdo y el humor negro, hasta inmiscuirse en una línea quevedesca y esperpéntica (dicho esto a modo de referencia aproximada) que, bien mirado, es característica de una dimensión privativa de la cultura española, la cual incluiría nombres consagrados como los de Valle-Inclán, Solana, Cela, Buñuel”.

EDUARDO TIJERAS (1975)


“Hace mucho tiempo que algunos escritores son famosísimos por haber escrito “breverías” incitantes, desde Nietzsche a Cioran o Monterroso. Cada cual a su aire. Alonso Ibarrola es de esa raza, pero con mucho mejor humor. Lo que no significa mucha risa. Además, es menos conocido que los susodichos. Lo que no me parece justo”.

BERNARDINO M. HERNANDO (Tribuna, 1994)


“Como todos los grandes humoristas que en el mundo han sido, Alonso Ibarrola nos sirve la risa envuelta en el celofán de la amargura”.

ALEJANDRO FERNÁNDEZ POMBO (Ya, 1995)


“Hoy apenas existen humoristas. A mí me gusta mucho Alonso Ibarrola, pero es casi clandestino.”

EDUARDO HARO TECGLEN (El País, 2001)


“Alonso Ibarrola es capaz –como Mihura, Chumy Chúmez o El Roto con sus dibujos- de hacer sonreír (aunque a veces no quisiéramos) desde la tragedia, diciendo verdades como templos y golpeándonos donde más duele: en nuestra complaciente autojustificación que nos libera –que no nos hace libres- de reflexionar para poder soportar la vacuidad de la existencia”.

ISABEL VALCÁRCEL (2010)


“Sigo a Alonso Ibarrola desde sus primeros balbuceos. Es un escritor independiente, ajeno a los circuitos literarios. Hay pocos humoristas que se le puedan comparar en la descarga de la ironía; pocos narradores tan certeros para el relato corto y la sorpresa. Me alegra poder reiterar todo esto y colocar a Alonso Ibarrola en el lugar destacado que le corresponde”.

LUIS MARÍA ANSON, de la Real Academia Española (“El Cultural” de “El Mundo”, 2011)